Este ritual se basa en una reconexión con tu fuente, en encontrar adentro lo que buscas afuera.
¿Cuándo se realiza? Siempre y cuando lo necesites.
Te recomiendo que lo leas completo antes de comenzar para que puedas tener todos los elementos a mano y disfrutes de este momento contigo.
Puedes musicalizar con alguna melodía que te guste. Recuerda que es un momento para ti, busca un espacio donde te sientas cómoda.
1. Toma tu ramito de flores o hierbas. Pásalo por tus brazos, de las extremidades hacia los hombros. Pásalo también por tus piernas, de los pies hacia arriba. Ahora en tu cabeza, tu cuello. Pásalo por tu pecho, por tu espalda por todo tu cuerpo.
~ De esta manera, estás limpiando tu energía. Las flores y las hierbas tienen un campo energético limpio, por lo que limpian tu campo. Disfrútalo.
~ También puede hacerse con un cuarzo, quemando copal o salvia y en muchas culturas se usa un huevo, por su fuerte campo magnético.
2. Ahora, con el espejo en tus manos y el cronómetro cerquita, siéntate cómodo. Durante tres minutos vas a mírate en el espejo, directo a los ojos. Busca en lo más fondo de esos ojos. Reconoce a ese ser que te mira desde el espejo. Lo conoces más que nadie, y aún así no lo has enfrentado nunca.
~ Las distracciones se harán sentir, pero a cada distracción responde llevando de nuevo toda la atención a los ojos que ves en el espejo. ¿Quién es ese ser mágico que te mira desde el reflejo?
3. Pasados los 3 minutos, toma una pausa de un minuto con los ojos cerrados. Luego, mírate nuevamente al espejo, a los ojos, y lee las palabras que copiaste en el papel:
Me comprometo a darte todo el amor, el aliento, la protección, la contención y el cuidado que mereces. Mi compromiso a amarte, protegerte y hacerte feliz es eterno. Te amo. Gracias.
Acto seguido besa el espejo.
De ahora en adelante cada vez que veas un espejo recordarás el pacto que tienes contigo. La salida siempre estuvo adentro. Ámate y el mundo hará lo mismo.